La ciudad de Cusco es una de las ciudades más fascinantes del Perú y América Latina. Con una rica historia que se remonta a la época de los incas y una belleza natural impresionante, Cusco ofrece una experiencia única para todos los que la visitan. Si estás buscando cómo aprovechar al máximo tu día libre en esta encantadora ciudad, has llegado al lugar indicado. Aquí te sugerimos algunos lugares para explorar lo mejor que Cusco tiene para ofrecer en un solo día.

Mercado de San Pedro

El Mercado de San Pedro en Cusco, Perú, es un vibrante centro de actividad que ha evolucionado desde su función original como mercado de abastos hasta convertirse en un importante atractivo turístico. Situado en el corazón histórico de la ciudad, el mercado ofrece una amplia variedad de productos locales, desde jugos de frutas frescas hasta empanadas y tamales, lo que lo convierte en un destino ideal para disfrutar de un auténtico desayuno cusqueño. La estructura del mercado, de estilo neo clásico, presenta una sólida arquitectura de hierro y calamina, con una distribución de columnas que sostienen un amplio techo. Con 1180 puestos de venta, el mercado atiende a una diversa gama de necesidades, desde alimentos frescos hasta productos artesanales y de chamanería andina. Con el paso de los años, ha pasado de ser un lugar exclusivamente para abastecerse a convertirse en un animado punto de encuentro para turistas y lugareños por igual, generando un importante movimiento comercial en las calles circundantes.
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Piedra de los Doce Ángulos

La Piedra de los Doce Ángulos, ubicada en Cuzco, Perú, es un impresionante ejemplo de la habilidad y precisión de los antiguos incas en la construcción. Este artefacto arqueológico, parte del muro del Palacio del Arzobispo del Cuzco, está tallado en diorita y presenta bordes perfectamente elaborados con doce ángulos, destacando la meticulosidad de la arquitectura inca. Reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación del Perú, esta piedra es un símbolo del conocimiento y la maestría de los incas en la ingeniería.

Además de su valor histórico, la Piedra de los Doce Ángulos es una atracción turística emblemática en Cuzco, siendo admirada tanto por visitantes como por la comunidad local. Su integración en el muro del palacio arzobispal, conocido como Hatun Rumiyoc, la convierte en un punto de orgullo para los habitantes de la región y un testimonio vivo del legado arquitectónico inca que sigue maravillando a quienes la visitan.

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Plaza de Armas de Cusco

La Plaza de Armas de Cusco, en el corazón de la ciudad, es un símbolo de su rica historia. Antaño centro del imperio incaico, fue transformada por los españoles en una plaza colonial, donde se erigieron templos católicos sobre las ruinas incas. Testigo de eventos cruciales como la ejecución de Túpac Amaru II, la plaza sigue siendo un punto focal de la vida moderna en Cusco, con su arquitectura colonial impresionante y su atmósfera vibrante. Hoy en día, la Plaza de Armas es el epicentro de la actividad en Cusco, rodeada por la imponente Catedral de Cusco y la Iglesia de la Compañía de Jesús. Además de ser un lugar turístico popular, la plaza está repleta de restaurantes, joyerías y agencias de viaje, ofreciendo una experiencia única donde se entrelaza la historia antigua con la vida contemporánea en esta ciudad histórica de Perú.
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Mirador y Plazoleta de San Cristóbal

El Mirador de San Cristóbal, ubicado al norte del Cusco y al pie de la fortaleza de Sacsayhuamán, ofrece una vista impresionante del valle del Cusco, incluyendo el imponente Ausangate al sur de la ciudad. Está situado junto al Palacio de Qolqampata, cuya construcción se atribuye a Manco Cápac, legendario fundador del imperio inca, este mirador es considerado uno de los mejores de la ciudad. La plazoleta frente a la iglesia, adornada con una cruz de piedra y rodeada por un andén ceremonial, es testigo de la historia cusqueña. El Barrio de San Cristóbal, con sus calles tradicionales, forma parte integral de esta área, participando en eventos religiosos como el Corpus Christi cusqueño. Además de ofrecer una vista panorámica impresionante, el Mirador de San Cristóbal sirve como punto de partida para explorar otros lugares destacados de la región, como la fortaleza inca de Sacsayhuamán y el pintoresco acueducto de Sapantiana, que son ideales para capturar imágenes memorables.
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Acueductos de Sapantiana

El Acueducto de Sapantiana, más que una simple estructura hidráulica colonial, es un testimonio vivo de ingeniería con el entorno natural. Construido sobre el río P’ujru en los siglos XVII y XVIII por la influencia combinada de la Orden Jesuita y el ayuntamiento de Cusco, este monumento combina elementos arquitectónicos con la rica historia cultural de la región. Sus cuatro niveles de arcos, posiblemente integrados con piedras de la huaca Sapantiana cercana, evocan una época en la que la ingeniería hidráulica era vital para el abastecimiento de agua en la ciudad colonial. Aunque hoy en día el flujo de agua se ha detenido el acueducto perdura como un recordatorio tangible del pasado. A su alrededor, la vegetación autóctona, desde los majestuosos eucaliptos hasta los modestos árboles nativos, sirve como testigos silenciosos de los cambios que han ocurrido a lo largo de los siglos. 

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Barrio de San Blas del Cusco

El Barrio de San Blas en Cusco es mucho más que simplemente un lugar pintoresco. Su encanto radica en su historia rica y multifacética que se remonta a la época incaica, cuando era conocido como T’oqokachi y albergaba a hábiles artesanos que elaboraban obras de arte que todavía hoy deslumbran a los visitantes. Además, la conexión histórica con figuras prominentes como Pachacútec, uno de los incas más influyentes, añade una capa adicional de fascinación a este barrio. La transformación de T’oqokachi a San Blas con la llegada de los españoles resalta la influencia cultural y religiosa que marcó la historia de Cusco. En la actualidad, el barrio sigue siendo un crisol de creatividad y tradición, donde las calles empedradas y empinadas conducen a talleres de artesanos que continúan el legado ancestral de sus antepasados. La panorámica vista desde su mirador ofrece una perspectiva única de la ciudad, atrayendo a turistas ávidos de explorar la autenticidad y el alma de Cusco. Así, San Blas se erige como un testimonio viviente de la fusión entre el pasado y el presente, una parada esencial para aquellos que buscan sumergirse en la esencia cultural de esta ciudad imperial.

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Guía para viajar por el Perú

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